sábado, 11 de abril de 2009

La Resurrección de Lázaro, por María Victoria Atienza.


LAZARO.
Por fiebres o despechos
o aquella agua del pozo
después de la faena,
tuvimos nuestra muerte
desde siempre aguardándonos.
Sólo tú, sacudido
del frío de la piedra,
eres confuso aquí.
Dinos en qué momento
fue la tuya, si luego
o antes del estirón
sentido en los tendones.

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